Son
diversos los caminos que he recorrido. Unos los he transitado por iniciativa
propia, otros estimuladas u obligada por personas o circunstancias de vida. Otros los he trajinado sola y descalza. Otras
veces, acompañada hasta un punto determinado del camino. Para alcanzar el final, he subido escaleras, saltado
puentes, empujado, corrido, tomado atajos, sendas, veredas, trochas, he botado el
equipaje y hasta trampa he hecho. Y pese a eso, no he llegado alcanzar la meta. Luego de raudales de intentos fallidos, fue que humildemente pude
discernir, que lo único que necesitaba en
cada recorrido, era simple,
sencilla y naturalmente dos cosas: voluntad y perseverancia de principio a fin.

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