viernes, 7 de octubre de 2016

CUANDO VEINTE AÑOS NO ES NADA


Esto explicaría porque "Veinte años no es nada". Generalmente nos casamos sin conocernos, porque nos casamos apurados impulsados por el deseo sexual, el enamoramiento efusivo, la carencia afectiva o la presión social de cumplir con los estándares sociales de "casarse y tener familia" y bajo ningún motivo quedarse "Solterona o solterón" La gran mayoría de las veces, la deslealtad de la pareja o el llamado "Cacho, cuerno o traición", tiene antecedentes basados en ese desconocimiento inicial. A medida que pasan los años vamos descubriendo en el otro las cosas que desconocíamos, aunado a la rutina, a las diferencias que se van generando con la convivencia diaria y a los intereses particulares de cada uno, se va creando una especie de olla de presión que termina por explotar en cualquier momento. Mientras más vapor generemos, más presión hay en la olla. Por eso, puede durar meses o años la relación entre los desconocidos que se casaron. No todos los matrimonios entre desconocidos, tienen la fortuna de llegar a los 20 años y si llegan es gracias a "la capacidad de aguante" la tolerancia, la comprensión y la comunicación efectiva en la pareja o porque finalmente llegan a conocerse luego de casados y se produce el milagro del perdón y  la aceptación del otro con sus virtudes y defectos. 
Simple, sencillo, natural : Si tengo dudas de una futura pareja, mejor me caso conmigo misma, con la plena seguridad de que  jamás voy a enfrentar esos problemas, porque no hay a nadie que conozca mejor que a mí misma.
Marisol Gazcón.
Foto de la Web

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