MARCHARSE, PERO… NO ANTES... SIN DECIR ADIÓS
Marcharse de la vida de alguien, no necesariamente implica la ausencia física. Significa desconectar la memoria emocional del otro. Es tomar de manera consciente, la autodeterminación de desatar los lazos afectivos que nos atan, para desvincularse de manera definitiva, serena y razonada, sin mayores traumas o complicaciones del otro. La mayoría de las veces, somos nosotros mismos quiénes realizamos esas atadura emocionales, creando adicciones, apegos o dependencias psicológicas de los demás.
Si nos colocamos desde el lado externo, observando, analizando objetivamente, con mucho detenimiento, ciertas relaciones personales, podemos percatarnos claramente que el vínculo emocional que nos une, es unilateral. Somos, nosotros mismos, quiénes pasamos la cinta y hacemos el fuerte lazo, que nos amarra a la otra persona. ¿Entonces bastaría con zafar el lazo para liberarnos a sí mismos?
Cuando hacemos ese lazo emocional, siempre lo apretamos tan fuertemente, que cuesta mucho trabajo y tiempo desatarlo. En nuestro afán por mantenerlo apretado, perdemos la cordura , los sentidos y con lo anterior, el autorespeto, la autoestima y la dignidad. Por eso imaginamos amor, cariño, afecto, esperanzas donde no los hay, ni tampoco ha sido expresado. En ese delirio emocional imaginario, apretamos más y más el lazo. En este punto, los fantasmas dominan nuestra racionalidad y es cuando decidimos colocar un doble lazo, con doble nudo, para evitar que se desaten y puedan desapegarnos.
Es muy difícil darse cuenta, que en esa danza emocional, donde hemos pasado un cinta y hecho un fuerte doble lazo… uno baila sólo con su fantasma emocional.
No es suficiente zafar el lazo, también, hay que identificar los fantasmas y las razones por las qué han hecho presencia en nuestra vida y luego con mucha voluntad y autodeterminación marcharse, pero no sin antes decir “adiós”, porque un “hasta luego”, significaría que sólo hemos aflojado el lazo, pero aún no lo desatamos…
Un “hasta luego” sería la promesa de volver, reapretar el lazo y reanudar la danza fantasmal, un “adiós” sería, tener la serenidad mental y emocional para reflexionar, recapacitar, razonar y darse cuenta de que, lo que nos ata al otro…son sólo fantasmas.
Marisol Gazcón,
2007, año de zafar lazos y cazar fantasmas...
2016, año para repasar la lección...y decir "Adiós"

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