No temo saltar...Sé que volaré.
Porque mientras más profundo sea el abismo, más posibilidades hay de
agitar las alas hasta levantar el vuelo. Disfruto el vértiginoso
descenso, me permite pensar sin errores, ordenar ideas, reactivar mi
intuición y mis instintos de sobrevivencia y al fín cuando empiezo el
ascenso, agotada y victoriosa, es mucha la experiencia y sabiduría que llevo acumulada
en el plumaje de mis alas.
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