Miro de reojo y me regocijo
de
aquellas experiencias desagradables de vida y sus protagonistas, que
alguna vez merecieron mi afectuosa, atenta y amorosa mirada y que
ahora no son más, que efímeros recuerdos de simples eventos de
vida, que me ayudaron a descubrir algunas miserias de los
comportamientos humanos. Miro de reojo y me alegro por la bendición
que tuve de encontrar a tiempo la verdad. Simple, sencillo, natural: Agradezco desde mi corazón
a Dios, haber vivido tan aleccionadora experiencia vital y paso la
página sin olvidar lo aprendido.
Marisol Gazcón.
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